En Larraona, todos teníamos al menos una cita anual con Vitorino. Todos los alumnos, todas las clases, todos los años. Bajabamos de manera ordenada, o casi, hasta las escaleras de entrada a su hall, el hall de Vitorino (así, sin c). Allí nos iba señalando, con pocas palabras y mucha paciencia, cómo colocarnos: los bajos adelante, los altos atrás, tú no te muevas tanto, a aquel no se le ve… cumplíamos el ritual de la foto de clase, y vuelta al trabajo.
Esas fotos que luego Vitorino revelaba en su habitación en lo alto del colegio mayor, con un listado de nombres escrito a máquina, y que nos entregaban un par de semanas más tarde.
Esas fotos que muchos guardamos todavía como un tesoro, que el propio Vitorino custodió durante años como memoria visual de todos los que hemos pasado por el colegio, y que ahora han sido rescatadas en la web de antiguos alumnos.
Y no sólo esas fotos, también las de los equipos de baloncesto y futbol, carreras de atletismo, entregas de trofeos…nuestro fotógrafo oficial no se perdía una, y gracias a él podemos hacer un recorrido por la historia del deporte en Larraona.
La otra aparición que teníamos casi todos y con mayor frecuencia era la del despiste: “Vitorino, que ayer me dejé el abrigo en el poste de la portería”, y el abrigo solía aparecer en su cesto de ropas abandonadas, evitando la bronca materna.
Otras veces era quien nos subía en el ascensor cuando íbamos con muletas, un curioso privilegio de los que se hacían un esguince.
También estaba ahí cuando el profe te mandaba a por tiza para la pizarra, cuando había que llamar a casa porque tenías fiebre, cuando necesitábamos la llave del laboratorio, cuando le pedíamos que encendiera los focos del patio…
Vitorino siempre estaba ahí, en su pequeño despacho de conserje. Tranquilo, amable, discreto y constante, hasta el punto de que parecía no envejecer y ya formaba parte del edificio del colegio. Tras muchos años bajando el primero todas las mañanas para revisar el patio y abrirlo, hace un tiempo dejó de hacerlo. Sin ruido, como siempre.
Ya era hora de dejar paso a otros, y descansar en el último piso del colegio mayor. Y entonces fue cuando, al echarle de menos, nos dimos cuenta de todo lo que llevaba años haciendo.
Desde la Asociación de Antiguos Alumnos de Larraona queremos hacer nuestro pequeño homenaje a Vitorino, a quien no le gustan los homenajes. Por eso, en lugar de placas o actos con discurso, invitamos a los exalumnos a escribir justo aquí debajo, un recuerdo, una frase de saludo o agradecimiento, que le podamos hacer llegar.
¡Contamos con vuestra colaboración!
Óscar Góngora – Promoción XVII
Hola Vitorino, solo puedo decirte que gracias a tu inmensa bondad aquel edificio de piedra en días tan dura como nuestras cabezas era blando y amable. Te mando un gran abrazo, agradecido por tanto cariño. Espero que la vida sea contigo la décima parte de buena que tú nos la hacías a nosotros.
Cuando pienso en Vitorino… me sale una sonrisa… porque supo ser el “papi” de todos…el que nunca nos reñia ni se enfadaba…. al que acudiamos siempre porque sabiamos que nos iba a ayudar. Hoy es el día que mis hijos van a Larraona y quedo con ellos en las “escaleras de Vitorino”. No estaras fisicamente en tu conserjeria…pero si en el recuerdo de muchos. Gracias por todo Vitorino. Un abrazo
Yo juraría que me pasé todos los años que estuve en el cole haciendo deporte, atletismo, futbito y baloncesto, y desde luego que eran otros tiempos, nadie tenía una cámara en el móvil, ni por supuesto un móvil, en la mayor parte de los casos, nuestros padres pasaban millas de andar sacándonos fotos…. incluso de irnos a ver hacer deporte!!… no como los padres hooligans de ahora…. pero es que resulta que las únicas fotos que tengo haciendo deporte en Larraona me las sacaste tú Vitorino. Nunca te vi perder la calma, y mira que tenías motivos. Tampoco le oí a nadie hablar mal de ti, que con lo cafres que éramos en aquellos años, quizá pueda ser el mejor piropo que se pueda escuchar. En fin, que disfrutes la jubilación, y que sigas sacando muchas fotos más!
Vitorinooo esa puerta de Larraona siempre tendrá tu nombre.
Yo de hecho le pondría en tu homenaje una placa para que las generaciones futuras no te olviden: por donde? Por “La puerta de Vitorino”
Es imposible que tú te acuerdes de todos nosotros (bueno de nosotras igual si, al ser las primeras chicas de EGB en un cole masculino, por eso y porque alterábamos tu tranquilidad tomándote el pelo con cariño siempre y te arrancábamos una sonrisa …un poco locas ya estábamos)
Nosotros siempre te recordaremos
Gracias por estar siempre ahí!